miércoles, 24 de abril de 2013

Camino del Faedo, en Ciñera


Empezó el día nublado en León, creí que los planes de ir al Faedo se nos iban a estropear. Al comprobar que la temperatura en la calle no era mala decidimos ir de todas maneras, total eran 40 kms desde León y si había que volverse no era para tanto.
Según avanzábamos por la carretera (La Robla, Pola de Gordón…) el día se iba poniendo azul, de ese azul que te arrastra a estar al aire libre y disfrutar. Ya me iba gustando más el plan que teníamos, nuestra mochilita con unos bocadillos y unas bebidas, un paseo por el campo y oxigenarnos para rematar la semana.
Llegamos a Ciñera y cerca de la plaza donde están los bares aparcamos el coche. Ya allí mismo llama la atención de lo cristalina que baja el agua del arroyo  que va a unirse con el río Bernesga unos metros después.
Seguimos las indicaciones de los carteles y vemos que hasta el Faedo tenemos 1,5 kms. Bien, un paseo para disfrutar de la naturaleza y del paisaje. Desde el cartel avanzamos pasando por el polideportivo (hasta aquí ha llegado algún coche) y un poco más adelante pasamos por el cementerio. En este punto empieza un camino y ya no hay carretera.
Una de las cosas que más me llama la atención es el contraste entre los dos lados del camino. Las verdes praderas y con el rumor del agua del arroyo a nuestra derecha, las laderas verdes con las ásperas montañas que las siguen a nuestra izquierda.
Hay un momento en el camino en el que al volvernos vemos que ha desaparecido toda señal del pueblo y parece que nuestro camino surge de la montaña.

Unos bancos y mesas de piedra marcan una breve pauta en el camino, no esperábamos el tiempo que teníamos, estábamos pasando calor así que convenía acondicionarnos un poco más al clima. Desde aquí podemos ver el camino que hemos de seguir.
Avanzando de nuevo, volvemos a encontrarnos con las praderas verdes, con los sonidos del arroyo y sus aguas claras y limpias, con los reflejos del sol y las laderas por la que resbala el agua para llegar al arroyo. Así llegamos a la “bocamina”, lo que fue una entrada a una mina y que ahora está cerrada con una verja. En su interior instrumentos de la época y al fondo una virgen.
Seguimos para llegar al puente de piedra, bajo él discurre el arroyo que viene de la zona más rocosa que hasta ahora hemos encontrado. Una pena, pienso que la parte del puente podría estar algo más limpia de las ramas que tiene, pero, no deja de tener su encanto. Avanzando por esta zona más rocosa, al volvernos a mirar atrás mi pregunta es “si esto baja con mucha agua en algún momento, ¿cómo será de complicado pasar por aquí? 
Siguiendo nuestro camino, llegamos a las explanadas grandes, en las primeras encontramos bancos y mesas de madera y una zona habilitada para descansar y poder comer algo. Me encanta el verde de las explanadas, lástimas de las hojas que aún no han salido en los árboles sería el remate de un bonito paisaje.
Esa segunda explanada toda verde, ideal para poner una manta de campo y tumbarse a mirar el cielo, el paisaje, cerrar los ojos y escuchar a la naturaleza con el ruido del arroyo, los pájaros, las ramas de los árboles mecidas por una pequeña brisa. Unas rocas al borde del arroyo, te puedes sentar en ellas y contemplar el discurrir del agua. Aquí estás a la sombra y puedes disfrutar del entorno con los ojos, ahora no los cierres, observa y contempla.
Si hasta ahora hemos disfrutado de un paisaje y un camino muy bonito, cuando nos encontramos a punto de entrar en el Faedo ¿qué podremos encontrarnos?
Quiero dejar claro que esta entrada en mi blog no es más que una suma a los muchos blogs y páginas webs que me he encontrado sobre el Faedo de Ciñera, con fotografías mucho mejores que las mías y que recomiendo que busquéis, al igual que es una visita que recomiendo.
En el siguiente enlace podéis ver todas las que yo he seleccionado del camino hacia el Faedo y donde aparecen las que aquí muestro.
 
 

Mi siguiente entrada estará dedicada sólo al Faedo, os espero.
 

 

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