domingo, 11 de mayo de 2014

Un paseo por Villacintor

Una tarde fantástica con un sol espectacular, disfrutando con unos amigos que nos visitan en Villacintor. La tarde invita a dar un paseo, ¿hacia dónde? vamos hacia el monte de Villacintor.
Nos ponemos en marcha y según salimos del pueblo
- ¡¡eh cuidado!!, mirar ahí en el suelo, pero no la toquéis. Una oruga, mira que colores tiene más bonitos.
Efectivamente unos colores muy bonitos y claro, no me resistí a sacar una foto. Seguimos por el camino con nuestro paseo y un poco más adelante a nuestra izquierda, una de las muchas charcas que por la comarca se han recuperado este año gracias a esas lluvias que hemos tenido este invierno. La verdad es que son bonitas, no es el caso, pero cuando ves algunas de estas y aún mucho más grandes, encima puedes disfrutar de la fauna que las rodea, como patos silvestres, y uno se siente como en un paraíso disfrutando de las maravillas de la naturaleza.
 Cuando llevábamos ya un rato, me vuelvo hacia el pueblo y por supuesto tampoco me puse a hacer una foto desde mi posición.
 Podemos ver la iglesia de Villacintor con su torre y en el margen del camino que recorremos un pinar bien grande y frondoso. Me entretengo un rato mirando entre los pinos y las piñas caídas. En unos de esos vistazos veo brillar algo en una rama y me acerco para poder contemplarlo. Son unas gotas de resina, la verdad es que quedan bonitas en la rama, pues nada, oooootra foto. No me digáis que no está chula, a mí particularmente me encanta como me ha quedado. Seguí el camino por los pinos y confieso que iba buscando más imágenes de esas, pero en lugar de eso se me acabaron los pinos.
 Empezamos a bajar por un camino que nos iba llevando a otro gran grupo de árboles, pero en este caso no eran pinos. Antes,  flanqueando el camino, tierra de trigo; un trigo verde que se encuentra creciendo y en el que se pueden ver unas espigas que con el tiempo se volverán doradas y lo que actualmente es un mar verde en el campo, se volverá una extensión de color de oro tan maravillosa y atractiva como la que yo veía en ese momento.
Siempre había oído de la belleza de los paisajes de montaña, hace ya muchos años que conozco esta tierra y, sinceramente, tengo fotos en color, en blanco y negro o en sepia, con el sol o al amanecer. Siempre me sorprenden las fotos, y siempre me sorprende este paisaje, es algo maravilloso. Que me perdonen mis amigos del pueblo ya que lo que tan maravilloso me parece a mí, para ellos en muchos momentos son quebraderos de cabeza, pues es su medio de vida.
 Termina los campos de trigo y nos adentramos en otro grupo de árboles, en un momento determinado se levanta una pequeña brisa y se deja oir el ruido de las hojas y las ramas de esos árboles, un sonido que te atrae y te engancha. Me paro y voy girando sobre mis pies, en medio de ese giro me detengo y miro lo que tengo ante mí y descubro una arboleda maravillosa con un pasillo central que invita a pasar por él, como si de la entrada a un palacio ses tratara acompañado del sonido tan maravilloso de las hojas y las ramas mecidas por la brisa.
Igual me pongo un poco empalagoso, pero, en serio, era una gozada este paseo y encima, como dije al principio, iba bien acompañado.

Y qué más contaros de este paseo por el monte bajo de Villacintor, salvo hablaros de las flores que crecen a los lados del camino. ¡¡Anda!! ¿y ese bicho que se me ha colado en la foto? la verdad es que no lo ví y me sale un tanto desenfocado, pero por si acaso ahí cierro este "post" con una foto más en detalle de esa foto.
Espero no haberos cansado mucho con este relato y si es así, espero que al menos las fotos os compensen por ello.
Como siempre, gracias por leerlo, y si os viene a bien hacer algún comentario, bienvenido sea.